La
Villa de Pedraza
fue repoblada entre los siglos X y XI, tras la reconquista. Se levantó entre
dos cerros, entre los ríos Cega y Vadillo, que la convirtieron en un
bastión inexpugnable, donde el castillo se
dispone estratégicamente sobre un levantamiento rocoso donde existió un castro
prerromano. Durante una buena parte de su historia, la Villa de Pedraza ejerció
como fortaleza y plaza de mercado para la comarca.
Sepúlveda aúna historia, arte, gastronomía,
naturaleza, cultura inmaterial y cultura viva. Por ello, no es atrevido
definirla como una de las villas más bellas de Castilla y León. Sus rincones y
callejuelas, sus vistas y paisajes, admirables desde sus numerosos miradores,
han sido inmortalizados por numerosos artistas locales y nacionales, como
Ignacio de Zuloaga o Lope Tablada, entre otros muchos.
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